La estimulación temprana en los recién nacidos y niños es clave para el desarrollo cognitivo, emocional y psicomotor de nuestros hijos. Es en esta etapa en donde podemos observar cómo nuestros niños adquieren nuevas formas de aprendizaje y habilidades que serán claves para enfrentar los distintos procesos y obstáculos durante el crecimiento.

En los primeros meses de la infancia es en donde debemos preocuparnos de estimular a nuestros hijos de una manera creativa y cariñosa.  Lo podremos hacer a través de las caricias, el habla, las lecturas y los juegos, entre otras herramientas. 

De esta manera estaremos ayudando a los niños a desarrollar nuevas habilidades, sin presiones negativas que tengan un efecto inverso, sino con  tácticas que vengan desde el amor, la paciencia y la creatividad.

¿Cuándo Debemos Partir Estimulando a Nuestros Hijos?

Esta es una pregunta que muchos padres se hacen, ya que no quieren presionar los procesos naturales de aprendizaje de sus hijos. 

Ante estas dudas, la psicopedagoga experta en desarrollo integral, Jenny Tarkowski, menciona que la estimulación con juegos se debe iniciar desde los primeros meses de vida. Los juegos permiten fomentar el desarrollo motor, cognitivo y psicoemocional en los niños, a través de una manera entretenida y libre. 

Recomendaciones Para Una Estimulación Temprana 

En los recién nacidos es importante acariciar mucho a los niños, para que sientan su temperatura, textura, olor y voz.  Esto ayudará a que el niño empiece a reconocer ciertos sentidos, se sienta seguro y tenga un buen desarrollo físico y motriz.

En los seis a nueve meses de vida, los juegos serán los mejores aliados de los padres, como herramienta clave para fomentar el desarrollo de los hijos. Es recomendable acumular una buena cantidad de juguetes en un recipiente.

Hay distintas actividades que se pueden hacer con los juguetes y los niños, como por ejemplo, que los ordene de más pequeños a más grande, por colores, entre otras cosas. También, otra actividad para desarrollar el sentido del tacto es buscar juguetes u objetos de diferentes texturas, tamaños y formas, y enseñarle a reconocer las diferencias entre uno y otro.

De los diez a doce meses de vida, una forma de fomentar la independencia y el desarrollo motriz de los niños, es tener un alzador  que permita que el este pueda alcanzar objetos, a través de sus propios medios e ingenio, pero con seguridad. 

Una buena forma de enseñarle a los niños a usarlo, es poner un juguete en un mueble no tan alto,  y hacer que el niño se suba al alzador para alcanzarlo. Esto  ayudará a que los niños generen fuerzas en sus extremidades, mayor independencia y que potencien sus habilidades motrices.

También, la torre de aprendizaje es un gran complemento para inculcar la autonomía y facilitar el acceso de los niños a lugares más altos. Esta se puede ajustar a la altura para las distintas etapas de crecimiento y se debe usar con supervisión de un adulto en todo momento.

 

Una vez alcanzado el primer año de vida, es importante estimular a los niños mediante la creación de juegos que tengan circuitos y obstáculos, para llegar a una meta final. Esto ayuda a la coordinación y a la motricidad fina y gruesa, además de potenciar la agilidad, el orden y dar mayor velocidad a los movimientos. 

También, una forma de mejorar la comunicación con los niños es dándoles órdenes de manera amable y clara. Para que se entienda mejor lo que quiere decir, recomendamos que hable claro y modulado, además de recrear la acción a modo de mímica. 

En el segundo año de vida, los juegos de construcción son ideales para estimular en mayor profundidad la parte motriz de los niños. Los distintos procesos que conllevan construir algo, como martillar, unir piezas e ir siguiendo instrucciones paso a paso, son claves para el desarrollo de los niños. 

Esto fomenta la imaginación, el uso adecuado de la fuerza, la intuición, los límites, el auto sentido del cuidado y la diversión. Estas herramientas acompañarán a los niños durante toda su etapa de crecimiento, preparándolos para recibir nuevos desafíos y aprendizajes.

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